TARAZONA Y VILAR EN EL PODIO DE LA II COPA BOCARDE

El fin de semana correspondiente a los días 14 y 15 de junio, se celebró en el embalse de Cíjara la segunda edición de la Copa Bocarde, con una notable participación de tres de los equipos colaboradores de Fishing Import, que acabaron entre los doce primeros de la clasificación general definitiva, destacando la tercera posición conseguida por Rubén Tarazona y Luis Vilar.
 
Desde hacía ya bastante tiempo, Rubén Tarazona mostraba públicamente sus deseos de participar en algún torneo que se celebrase en el embalse de Cíjara, puesto que después de haber pescado en la mayoría de embalses españoles y algunos extranjeros, precisamente ese era uno de los pocos que aún no conocía. Por lo que en el momento en que se abrió el plazo de inscripciones para este evento, fue de los primeros en incorporarse al listado de participantes.
 
Llegado el momento, y después de conducir varias horas, arribaron a las inmediaciones del embalse el jueves por la tarde, y tan pronto hubieron desenganchado del vehículo el remolque de la embarcación, lo primero que hicieron fue acercarse a una de las orillas más cercanas, para al menos poder hacerse una idea del paisaje que les esperaba y la calidad de las aguas. Luis ya había estado con anterioridad alguna vez pescando allí, pero para Rubén todo era nuevo.
 
Al día siguiente, viernes, salieron temprano con la embarcación, para conocer algo sobre la orografía del embalse, y para intentar localizar ubicaciones concretas de zonas productivas de pesca para la competición, aunque siempre desde la perspectiva de no “pinchar” y/o molestar a los peces. Las técnicas de localización empleadas estaban dando resultado, en forma de avistamiento de muchos peces de talla, aunque no demasiado grandes, pero que no había forma de que se interesasen por ningún señuelo, por lo que decidieron cambiar de sistema e intentar capturar alguno de los que no se dejaban ver, aunque solo fueron capaces de conseguir uno, en parte porque la pesca estaba verdaderamente difícil, y en parte porque tuvieron que regresar antes de la hora prevista, puesto que a pesar de la veteranía de los dos pescadores, un desafortunado y descoordinado movimiento entre ellos, acabó con un paseante clavado en la cabeza de Luis. Una vez cortadas las ancoretas por medio de unas alicates, se dirigieron con los dos “piercings” al servicio de urgencias, donde en menos de media hora, consiguieron “quitar hierro al asunto” y nunca mejor dicho, subsanando así el error cometido, que además había provocado que el día de entrenamiento hubiera servido de muy poco, puesto que no habían podido sacar demasiadas conclusiones positivas, excepto la localización de tres zonas en las que habían podido ver algunos basses de talla, pero con una indiferencia total de cara a los señuelos.
 
Antes de salir de casa, y sabiendo la dureza de la competición, sobre todo debida a la calidad y conocimiento del embalse de la mayoría de los participantes, se marcaron el objetivo de que quedar entre los veinte primeros clasificados sería un buen resultado, pero tal y como había ido el entrenamiento, viendo la apatía que los peces habían mostrado, esa posición se les hacía harto difícil. La única esperanza que les quedaba era que durando once horas la manga, esperaban que antes o después, los peces abrieran la boca.
 
 
Después del infructuoso día anterior, no era de extrañar que justo al iniciarse la manga del sábado, se dirigieran directamente a uno de los puntos donde habían visto peces, y llegados al lugar, cuando solo habían transcurrido quince minutos, tuvieron la suerte de conseguir el primer bass, a superficie con un Showerblows Shorty, y que pesó nada más y nada menos que 1.980 grs. A partir de ahí, ningún movimiento más durante mucho tiempo. Estuvieron sondeando zonas nuevas, que eran totalmente desconocidas para ellos, y utilizando varias técnicas (Drop Shot, Split Shot y Wacky), consiguieron un bass con cada una de ellas, con pesos comprendidos entre el kilo y el kilo y medio.
El llevar ya cuatro peces en el vivero y tratarse de una manga de once horas, les dio mucha tranquilidad, y a partir de ahí, se dedicaron a hacer orilla, con la intención de conseguir un big, para poder incrementar el peso final. Siguieron consiguiendo capturas de talla, pero ninguna superaba los 1.100 grs., y finalmente, y a una hora de la conclusión de la manga, obtuvieron su recompensa, en forma de “pepino” de 2.180 grs. Un Showerblows Shorty les había conseguido hacer cerrar un cupo de 7.770 grs. y que les colocaba en la sexta posición provisional de la tabla.
 
 
Por su parte, Iván Merchán y Manuel Verdejo, con una pieza mayor de 1.900 grs. y un peso total de 6.860 grs. se colocaban en la posición número catorce, y Adrián Torres y Fernando Rúa, con una pieza mayor de 1.630 grs. y un peso total de 6.170 grs., acababan esta manga en la posición número dieciocho.
 
Las posiciones delanteras estaban muy apretadas, por lo que en la segunda manga podía ocurrir cualquier cosa.
 
 El domingo por la mañana, y después de un merecido descanso, la desolación se apoderó de Rubén y de Luis, al descubrir que por algún motivo desconocido en ese momento, las baterías del motor eléctrico no se habían cargado, por lo que estaban igual que las habían dejado el día anterior, es decir, solo les quedaba ¡¡un 20% de energía!! No podían especular, tenían que jugársela repitiendo las zonas donde habían visto peces el día anterior.
Debido a la posición obtenida en la clasificación de la primera manga, llevaron a bordo a Mario, su juez particular para la segunda manga. Salieron directamente a uno de los puntos en los que habían divisado un buen pez durante la última hora del día anterior, consiguiendo al segundo lance un bass de 1.280 grs.
Acto seguido, en una isla cercana, que ya les había dado fruto en la primera manga, a Drop Shot, y a ocho metros de profundidad, consiguieron izar el segundo “keeper”, que arrojó el inestimable peso de 1.950 grs.
Siguiendo siempre la filosofía de ir repitiendo todas las zonas donde habían visto movimiento el día anterior, entraron en un rincón, en el que habían contabilizado un buen bass, junto a otros que rondaban los 25-30 cmts. El viento había empezado a aparecer, y con la batería que les quedaba, solo podían seguir pescando a favor de aire, por lo que no podían peinar demasiado bien los puntos que creían podían darles opciones. En la cabeza solo tenían la idea de poder conseguir una captura grande, puesto que a medida que el día avanzase y el viento siguiese arreciando, al final, a causa del agotamiento total de la carga de las baterías del motor eléctrico, ya ni siquiera podrían pescar. Aparcaron pues las cañas de finesse y de pesca profunda. Rubén montó una buzzerbait de O.S.P., Zero Two Beat, en color S54-Crystal Shad. Al poco tiempo vieron la embocada en superficie de un bass a un alburno, que literalmente hizo varios vuelos cortos fuera del agua. En ese momento, Rubén lanzó la buzzerbait unos cuatro metros por delante de donde se había sumergido por última vez el pez pasto. En el momento en el que el señuelo tocó el agua, el alburno volvió a saltar, a escasos centímetros del mismo, por lo que los tres embarcados exclamaron al unísono: “¡Bien, justo en el sitio!”, mientras que al mismo tiempo, observaron que la estela que el bass iba dejando tras la persecución del alburno, efectuaba un quiebro seco y se dirigía a toda velocidad hacia la buzzerbait, embocándola irremisiblemente, dando paso a unos segundos que se hicieron eternos hasta que la lucha no finalizó con el pez en el salabre. A parte de la espectacularidad del lance, el peso del vivero se incrementó en la nada desdeñable cantidad de 1.980 grs.  
Repitiendo hasta ocho veces una de las zonas dónde tenían controlado una buena pieza, consiguieron otras tantas capturas de basses que no daban la talla, hasta que en la novena repetición… Luis, a Drop Shot en una zona de cuatro metros, clava enérgicamente exclamando: “¡Esta sí que es gorda!” De nuevo segundos interminables y final feliz… 1.910 grs. más en el vivero.
La cosa no pintaba mal del todo, tenían tres puntos en los que iban sacando peces, pero sin poder ser minuciosos, puesto que debían mantener el aire en la espalda. Lo negativo era que el quinto y definitivo bass, el que cerraba el cupo, solo midió 32 cms. Posteriormente fue cambiado por otro de 34 cms. y éste a su vez, por otro de 36 cms. Faltaba poder sustituirlo por otro mayor, pero… a veces no todo sale a pedir de boca. Rubén clavó un buen ejemplar, que a razón de ver su brillo y envergadura, se adivinaba que rondaría los dos kilos, pero se soltó durante el combate. Era un bass muy importante, que les habría dado el primer puesto, pero… a todos se nos escapan peces, por lo que de nada sirve lamentarse. Aunque seguramente el recuerdo de ese bass, hizo que la manga tocase a su fin sin que consiguiesen ninguna captura más, pero portando a pesaje un peso de 7.830 grs.
 
 Durante el transcurso del pesaje, los minutos se hicieron interminables. Todos haciendo cálculos. Que si “fulanito” ha pinchado, que si “menganito” lleva ocho kilos…
 
Finalmente, los 15.600 grs. de peso total que consiguieron Rubén y Luis, les auparon al podio, consiguiendo una espléndida tercera posición, quedando a solo 960 grs. del primer clasificado.
 
Regresaron a casa más que contentos y satisfechos por el resultado obtenido, siendo conscientes de que si hubiesen conseguido izar el bass que se les escapó, habrían logrado finalizar en primera posición, pero sin saber si al primer clasificado o al segundo les podía haber pasado lo mismo, todo eran especulaciones que no venían a cuento. Lo que sí era seguro era que si hubiesen conseguido un bass menos, habrían finalizado varias posiciones por debajo.
Por lo tanto, de todas esas maquinaciones finales, solo quedaba una conjetura: Esta vez habían tenido la suerte de cara y el objetivo final estaba más que cumplido.
 
Mención especial y muy merecida también para Iván Merchán y Manuel Verdejo, que finalmente, con un peso total de 14.330 grs., lograron colocarse en una fantástica sexta posición.
 
 
Por su parte, Adrián Torres y Fernando Rúa, con sus 12.090 grs. finalizaron en una digna onceava posición.
 
Para Fishing Import es un orgullo poder contar entre sus colaboradores con estos magníficos pescadores y mejores personas, por lo que desde aquí, les damos nuestra más sincera ¡¡¡ENHORABUENA!!!
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